Especiales

BARCELONA

Memorias de una Copa

Los jugadores del Barcelona celebran la primera Copa de Europa del club tras ganar a la Sampdoria.

El Barça reinó por primera vez en Europa en 1992 justo antes de que la competición cambiara de nombre y fuera bautizada con el nombre actual de Champions.

Hola, me presentaré. Soy la Copa de Europa. No una Copa de Europa cualquiera. Soy la última Copa de Europa. Ustedes se piensan que yo no me entero de nada, pero no olviden que los trofeos tenemos mucho tiempo libre. Sólo nos sacan a trabajar una vez al año y el resto del tiempo estamos expuestos delante de gente muy importante que hablan delante nuestro y actúan como si no estuviésemos presentes. Así que ya me he enterado de que el año que viene me cambiarán el nombre. Ya no me llamarán más Copa de Europa, me llamaré Champions League.

Ahora mismo ya es 21 de mayo de 1992 y estoy durmiendo en una habitación un tanto anticuada de un castillo reconvertido en hotel en Saint Albans, al norte de Londres. Llevo un día tremendo. Puedo decir que hace mucho tiempo que no me sobaban tanto. Este año me ha adoptado un grupo de gente al que le ha hecho mucha, que digo mucha, muchísima ilusión que vaya a pasar este año con ellos. Hacía mucho tiempo que me buscaban y jamás nos habíamos encontrado. Todos querían tocarme, besarme, levantarme y pasearme. Lloraban de emoción al verme y había cola para fotografiarse conmigo.

Miren si les hacía ilusión que me fuera con ellos, que hasta un chaval delgadito, casi un niño, que ha jugado la final y del que todos dicen que va a ser una estrella y que tiene tanta personalidad que un día podrá llegar a ser un entrenador muy pesado y muy bueno, no ha podido bajar a la cena de celebración en mi honor porque ha tenido un corte de digestión por los nervios después del partido y se ha pasado la noche indispuesto. Pep creo que se llama. Me ha caído bien y estoy segura que esta no será la última vez que nos encontremos. Pero la vida es larga, ya veremos. Quien sabe si a lo mejor nos volvemos a encontrar en Londres.

No conozco a casi nadie de mi nueva familia con la que conviviré un año entero. Empezando por este señor tan afable que duerme satisfecho a mi lado. Se llama Carlos Naval y es el delegado del equipo. Cuando al final de la cena en mi honor en la que todos bailaban y bebían se ha planteado el problema de quien se iba a la cama conmigo he temido por un momento que me llevaran al cuarto de un señor bajito que lloraba mucho y no me caía demasiado bien, pero su esposa no ha querido. Luego también quería llevárseme otro señor más alto y muy excitado, pero a las cuatro de la mañana se ha ido con unos amigotes a bañarse al Támesis y se ha olvidado de mí. Menos mal, no parecía estar demasiado en sus cabales.

El vicepresidente del Barcelona, Joan Gaspart, bañándose en el Támesis para celebrar la Copa de Europa del Barcelona en 1992.

Así que ha aparecido en escena el único personaje que me conocía bien de todo el grupo. Había estado en sus manos tres veces seguidas en años anteriores. Entonces, él era jugador. El mejor del mundo. Jugaba en el Ajax, un equipo holandés con el que daba gusto estar. Siempre lo comenté con la pelota al final del partido. Da gusto tratar con estos holandeses. Qué diferencia respecto a los italianos, siempre tan desconfiados y reservados, encerrados en su casa o ante el autoritarismo de los alemanes. Nunca nadie hasta hoy nos había tratado con el respeto y el cariño de aquellos holandeses hasta que han llegado estos de anoche.

Os explicaba que cuando todo el mundo discutían con quien me iba a dormir apareció él, el único que me conocía. Si como jugador Johan Cruyff ya transmitía autoridad, como entrenador y jefe de ese equipo era algo imponente. Sin dudarlo, le dijo a los presentes en un idioma extraño a medias entre el arapahoe y el castellano (piensen que mi abuela, la que tenía forma de ánfora, pasó mucho tiempo en Madrid y hablo perfectamente español) que yo tenía que dormir con “el símbola del club y antonses que este no era ninguna de las juguidores, Copa duerme con Carlos, esto es uno”. Y ya no rechistó nadie.

Y aquí estoy, durmiendo con este señor tan amable que nada más llegar a la habitación ha llamado a otro encanto de señor, -Angel Mur se llama- para que me limpiara. Estaba manoseada y llena de huellas dactilares por todos lados. El señor Angel Mur me ha limpiado con todo el cariño del mundo. Me ha explicado muy emocionado que su padre ya había querido conocerme y se ha puesto a llorar. Me ha dicho que antes del partido, en homenaje a su padre, se puso posando en la foto de la alineación formando con los jugadores porque su padre así lo hacía siempre. Que le daba vergüenza al principio y que jamás volverá a hacerlo.

El Barcelona formó en la final de 1992 ante la Sampdoria con Zubizarreta, Nando, Salinas, Koeman, Laudrup, Stoichkov, Eusebio, Bakero, Ferrer, Guardiola y Juan Carlos. En la foto también aparece Ángel Mur, fisioterapeuta.

Ya perfectamente limpia he visto amanecer y las caras de todo el mundo. Resacosas y felices. Me he puesto contenta. Me han hablado muy bien de Barcelona. Parece mentira que en todos estos años jamás haya estado en una ciudad tan bonita. Si no llega a ser por el señor holandés igual me moría sin verla.

Creo que me gustará y volveré a menudo.